El mito del autor.

¿Y si los escritores no quisieran transmitir el mensaje que han visto los críticos en sus novelas y tan solo querían escribir, dejarse llevar por las palabras y crear una buena historia? ¿Y si los escriben no son ellos mismos, sino otras personas?

¿El Quijote no sería lo mismo sin comentar que es una parodia de las novelas de caballerías? La verdad es que eso es indudable. Sin embargo, ¿podríamos leer la aventuras narradas sin tener eso en cuenta y ver que es un libro importante más allá de su conexión con la intención del autor? Sobre todo en la segunda parte, parece que la sátira y la parodia disminuye para dejar paso al caballero andante y a su escudero como personajes con vida, que evolucionan, que tienen su propia manera de pensar y de comportarse, es decir, que son algo más que unas simples marionetas del escritor para realizar una crítica a las novelas de Caballerías.

¿Qué decir de Cervantes?, ese hombre es un personaje en sí mismo, un mito en el libro de Quijote podríamos decir. Siempre jugando con la literatura, con los libros, con la realidad y la ficción. ¿Es el verdadero escritor del libro, se encontró un pergamino en árabe dónde se relataban las primeras aventuras de nuestro héroe castellano o en realidad fue el mismo Quijote el que escribió sus aventuras y nos hizo creer que fue Cervantes, un hombre que se encontró un manuscrito en la calle (como se comenta en Trilogía en Nueva York de Paul Auster, otro libro en el que también encontramos juego de espejos entre el autor y los personajes)?

¿Por qué no hablar de Shakespeare? A este creador también le han discutido la autoría de sus obras. Muchos afirman que Shakespeare era un pseudónimo, no el verdadero nombre del autor. Otro mito en la historia de la literatura. Quizá era una mujer reprimida y limitada en la época que quería que sus obras tuviesen el reconocimiento que se merecían... un hijo bastardo de algún noble que no quería que éste fuera conocido y su esposa se enterase con quién pasaba la mayoría de las noches... o incluso quizá un noble que no podía dedicarse abiertamente a la escritura porque tenía otros compromisos como las relaciones sociales, concretamente, el matrimonio con alguna mujer con una buena posición social y económica.


Hay muchos otros libros cuyas interpretaciones son muy aceptadas y parece que vemos la verdadera intención de los autores en ellos. Como Jane Austen, por ejemplo. A través de las historias relatadas en sus novelas, podemos deducir que Jane Austen no era una mujer que se conformaba con tener un marido que le mantuviese y una vida doméstica en sociedad. No está de acuerdo con la inferioridad de la mujer respecto al hombre, ni con el mercado de hombres disponibles para casarse y las relaciones sociales superficiales y basadas en las apariencias. Sin embargo, hoy en día solo se conserva parte de su diario y no podremos saber nunca con certeza su verdadero pensamiento de la vida.


Novelas contemporáneas como 1984 en la que George Orwell dibuja, perfila y colorea la lamentable y posible sociedad en la que podemos derivar no dentro de mucho. Cabe destacar que muchos de los elementos que encontramos esta novela, al igual que en otras, como Animal Farm, se observan hoy en día en nuestra sociedad, en el denominado siglo 21, en el gran siglo de avances tecnológicos (y de retrocesos de humanismo, cada vez parecemos más máquinas y menos personas). Algunos de estos ingredientes para el cóctel de la sociedad distópica descrita en 1984 son la corrupción, la manipulación de los medios, y el denominado newspeak. Éste último podríamos identificarlo con el lenguaje que hoy en día utilizan los políticos cuando no quieren que los ciudadanos se den cuenta de lo que está pasando, como por ejemplo, en lugar de decir "desahucio", dicen otras palabras que suavicen su significado.
(http://politica.elpais.com/politica/2013/02/26/actualidad/1361879180_398796.html)

Volviendo a los autores, en mi opinión la crítica literaria se deja llevar por el nombre de estos autores y su repercusión a la hora de juzgarles. Para mí, cada libro es diferente, aunque tenga el alma de la persona que lo ha escrito y siempre quede su esencia personal. Ese alma permanece diferente en cada historia y en cada personaje. Escritoras como J. K. Rowling ilustran esto. La mayoría de personas que viven en este mundo conocen las historias del mago Harry Potter y la gran repercusión que han tenido no solo en la literatura, sino también en el cine. Después de Harry Potter, Rowling escribió una novela dirigida para el público adulto titulada The Casual Vacancy que enseguida fue publicada por ser ella su autora. Tiempo después salió a la luz que había una novela negra titulada The Cuckoo's Calling que estaba teniendo mucho éxito en Inglaterra. Esta novela, escrita por un tal Robert Galbraith, en realidad estaba creada por la misma J. K. Rowling. De esta manera, Rowling demostró de nuevo a las editoriales que rechazaron este proyecto porque lo consideraban poco comercial, como años atrás las 12 editoriales que rechazaron Harry Potter y la piedra filosofal, que el talento está en la persona y en las historias y no en el nombre del autor. 
(http://www.heraldo.es/noticias/ocio_cultura/cultura/2013/07/15/la_novela_que_rowling_escribio_bajo_pseudonimo_exito_ventas_242016_308.html)

En conclusión, para ser un buen escritor, una buena táctica es crear un mito sobre uno mismo, ser miles de personas, miles de personalidades, vivir en miles de lugares, miles de épocas, miles de mundos, de galaxias y sobre todo, no dejar que las musas pasen de ti, ve tú a buscarlas. 

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