Relato Urbano 2011

CUADERNO DE BITÁCORA

Necesitaba un respiro. Estas últimas semanas había trabajado hasta tarde y sin descanso bajo una excesiva presión. Decidí salir a explorar la ciudad y comprobar si estaba tan consumida como mi persona. Paseando sobre las olas de la explanada encontré un halo de luz que iluminaba puertas y ventanas que transportaban a otras épocas, mundos y escenarios y a muchos viajantes. Mucho tiempo atrás solía hacer estas travesías con frecuencia pero ya no lo recordaba. Así pues, me tomé el lujo de acercarme a esos portales mágicos y experimentar un viaje hacia lo desconocido del que no sabía cuando regresaría. Contemplé muchas puertas de diferentes tamaños y colores, pero hubo una que me produjo una especie de misterio y familiaridad. Ese fue el primer destino de mi largo viaje.
Cuando tuve cerca ese puente que me conducía a otro lugar alejado del que me encontraba puede apreciar la ornamentación y recargamiento típicos de la época del barroco. El puente se desvanecía cada vez que avanzaba en el camino. Este camino me trajo a un pueblo llamado Fuente Ovejuna que quería cesar la tiranía del Comendador mediante la unión de los oprimidos contra los opresores. De pronto lo entendí todo, yo ya había realizado este viaje antes, cuando tenía 16 años y todavía no sabía como aprovechar estas travesías tan especiales.
Así pues, tras recordar con mucho cariño ese antiguo viaje decidí adentrarme en otra puerta. Esta vez escogí una mucho más nueva que tenía un escudo con cuatro animales: un león, una serpiente, un tejón y un águila. En este caso en lugar de encontrarme en un puente estaba atravesando un gran lago para llegar a un majestuoso castillo en lo alto de la montaña con una gran cantidad de jóvenes vestidos con capa negra y lo que parecía una varita en la mano. Poco tiempo después comprendí que me encontraba en el colegio de magia y hechicería de Hogwarts en el que no había estado pero si me habían recomendado muchos otros viajantes. De este modo, disfruté de una aventura mágica y fantástica a la que volveré a regresar varias veces.
Del mismo modo, volví a atravesar una puerta que me transportó a la Edad Media donde reinaban los caballeros y las damas, el arte gótico estaba en auge y el protagonismo lo tenía la construcción de una catedral. Este trayecto me llevó más tiempo que los anteriores pero no hizo que mi cuerpo y mi mente quisieran parar.
Por ello, continué viajando toda esa semana hasta que en ese establecimiento donde se encontraban las puertas cerró hasta el año siguiente. Así pues, luché contra gigantes y ejércitos en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, viví una historia de amor en Verona que terminó con la muerte de los enamorados pertenecientes a familias enfrentadas, visité el cementerio de los libros olvidados en la Barcelona misteriosa y oscura de la primera mitad del siglo XX y fui el valeroso caballero y estratega Tirant lo Blanc. Del mismo modo, continué viajando durante el resto del año gracias a numerosas librerías y bibliotecas de Alicante y aunque me gustaría permanecer en estos viajes comprendí que debía volver a la realidad. No obstante, también caí en la cuenta de que yo mismo puedo construir puentes y puertas hacia misteriosas y mágicas historias y hacer que otros viajantes disfruten como yo de ellos sin necesidad de moverse del salón de su casa.

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